Rosácea
La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel. Se localiza en la zona centrofacial, con manifestaciones clínicas como placas eritematosas, telangiectasias, pápulas o pústulas, edemas…
Existen varios subtipos de rosácea, incluyendo las formas eritematotelangiectásica, papulopustulosa e hipertrófica.
La enfermedad se desarrolla de forma crónica y puede complicarse con lesiones oculares, a veces graves, pioderma facial (rosácea fulminans) y rinofima (forma hipertrófica grave).
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Se caracteriza por la alternancia entre periodos de exacerbación y de remisión.
Existe un fuerte predominio femenino de los fototipos claros después de los 30 años. A veces se confunde con el acné, lo que resulta problemático porque los productos para el acné pueden irritar aún más la frágil piel de las personas que padecen rosácea.
Está vinculada a factores genéticos (antecedentes familiares…) y factores desencadenantes (invasión por agentes microbianos como Demodex, estrés, sol, temperaturas extremas, comida picante, bebidas calientes, alcohol y tabaco).
La forma eritematotelangiectásica
Se caracteriza por un eritema transitorio denominado rubor y/o un eritema permanente de la zona central del rostro (eritrosis), que afecta a la nariz, las mejillas, el centro de la frente y la barbilla, y que constituye el signo más característico de la rosácea. Se asocia a telangiectasias faciales (cuperosis).
Los rubores son sofocos vasomotores repentinos que provocan enrojecimiento y calor sin ningún otro signo sistémico. Duran unos minutos u horas y remiten de manera espontánea.
Varios factores pueden contribuir a su desarrollo:
- Predisposición genética: algunas personas tienen más predisposición a desarrollar telangiectasias debido a su diversidad genética.
- Exposición prolongada al sol: los rayos UV del sol pueden dañar los vasos sanguíneos y provocar su dilatación.
- Hormonas: los cambios hormonales, como los que se producen durante el embarazo, pueden favorecer la aparición de telangiectasias.
- Lesiones cutáneas: lesiones, inflamaciones o intervenciones médicas previas pueden dañar los vasos sanguíneos y provocar la formación de telangiectasias.
La forma papulopustulosa
Aparecen pápulas inflamatorias y/o pústulas sobre un fondo de eritrocuperosis, a menudo parecidas a lesiones de acné. Pueden ser dolorosas y suelen cursar por brotes.
Por lo general, aparecen en las mejillas, la nariz, la frente y/o la barbilla, y pueden asociarse a un enrojecimiento persistente, vasos sanguíneos dilatados (telangiectasias) y sensibilidad cutánea.
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