Nuestros consejos para aliviar la piel atópica

• Lavar

  la piel con suavidad

  ¿Por qué?

  Para no agredir la piel atópica, ya de por sí frágil y sensible.

  ¿Cómo?

  • Usar un limpiador adaptado a las pieles secas atópicas para minimizar el riesgo de reacciones alérgicas (sin jabón y con un pH fisiológico 5,5). Este cuidado ejercerá una acción relipidizante y antiinflamatoria.
  • Procurar que las duchas o baños sean cortos (no más de 5 minutos) y que la temperatura del agua no sea demasiado elevada (35 °C como máximo), ya que el calor reactiva la inflamación.
  • Aclarar bien el producto de lavado.
  • Secar la piel efectuando toquecitos, sin frotar.
• Aplicar

  un dermocorticoide recetado por el médico.

  ¿Por qué?

  Para aliviar la inflamación de la piel y el picor durante las crisis.

  ¿Cómo?

  Aplicar el dermocorticoide en cuanto se produzca el brote de eczema, directamente sobre las lesiones. 

• Nutrir

  la piel a diario

  ¿Por qué?

  Para reducir la xerosis cutánea, aliviar el picor y espaciar los picos de irritación y de sequedad intensa, reduciendo al mismo tiempo las rojeces.

  ¿Cómo?

  • Aplicar una crema emoliente adaptada a las pieles atópicas.
  • Elegir la textura en función de la intensidad de la sequedad cutánea, del momento de aplicación o de la estación del año: leche, crema, bálsamo o spray, en caso de urgencia. 
  • Aplicar este cuidado emoliente a diario 1-2 veces (incluso entre dos crisis), idealmente después de la ducha.
  • Calentar el producto entre las manos y aplicarlo suavemente, realizando movimientos amplios y sin frotar, sobre la piel aún ligeramente húmeda.
• Limitar

  el picor

  ¿Por qué?

  Aunque rascarse proporciona un alivio inmediato, aumenta el picor al reavivar las placas rojas y la irritación, por no mencionar el riesgo de infección si las manos o las uñas están sucias.

  ¿Cómo?

  • Llevar de preferencia ropa holgada para limitar la fricción.
  • Evitar el contacto con sustancias potencialmente alergénicas, como los ácaros, empleando una funda de colchón antiácaros y prescindiendo de alfombras. 
  • No tapar demasiado al niño por la noche y mantener su dormitorio a una temperatura entre 18 y 20 °C.
  • El frío alivia mucho y actúa como una especie de anestésico: es recomendable guardar el cuidado emoliente en la nevera para que el alivio sea más intenso al aplicarlo, o colocar una bolsa de guisantes congelados sobre la zona que pica.
  • Mantener sus manos ocupadas con una pelota antiestrés, por ejemplo, o, mejor aún, concentrarlas en rascar un objeto, como una tira de velcro colocada en una prenda de vestir o un peluche para los más pequeños.
  • Mantener su mente ocupada para desviar su atención del picor: una breve sesión de relajación o de deporte, poner su música favorita, o incluso se puede recurrir a un sofrólogo si los brotes son frecuentes.
  • Cortar o limar las uñas del niño para evitar que dañe aún más su piel, ya de por sí bastante fragilizada.