Simples gestos cotidianos

• Limpieza suave

  ¿Por qué?

  Para no irritar aún más la piel. 

  ¿Cómo?

  A partir del 1er día después del procedimiento dermatológico:

  • Limpiar la zona tratada con un gel limpiador suave, preferiblemente sin jabón (no reseca), sin perfume y adecuado para pieles frágiles, 1 ó 2 veces al día. Lavar preferentemente con agua fría o templada (el agua demasiado caliente deshidrata la piel).

  • Hacer espuma y aclarar.

  • Secar dando suaves golpecitos con una toalla limpia.

  Evitar temporalmente los productos exfoliantes y las lociones tonificantes, que son agresivos para la piel frágil.

• Aplicar un tratamiento hidratante y reparador

  ¿Por qué?

  Para una reparación óptima, es esencial mantener un buen nivel de hidratación de la piel.

  ¿Cómo?

  Desde el primer día después de la intervención y hasta que mejore el aspecto de la piel, aplique mañana y noche un tratamiento reparador sin perfume sobre la piel limpia y seca.

• Proteger la piel del sol

  ¿Por qué?

  Tras un procedimiento dermatológico superficial, la piel se inflama (enrojecimiento, calor, molestias, etc.) y, por tanto, es más sensible a los efectos de los rayos ultravioleta (UV) del sol.

  ¿Cómo?

  Lo ideal es no exponer al sol la zona  tratada durante  2-3 semanas después del procedimiento dermatológico

  Si la exposición al sol es inevitable, aplique un tratamiento reparador adecuado para pieles frágiles y con un factor de protección solar elevado (SPF50+).

• Calmar la piel sobrecalentada

  ¿Por qué?

  Además de una crema hidratante reparadora, la piel puede necesitar consejos adicionales para calmar el calor causado por un procedimiento dermatológico.

  ¿Cómo?

  Aplicar compresas empapadas en agua termal, 2 ó 3 veces al día, dejando actuar durante 10 minutos.