Cómo aliviar el eczema en bebés y niños
El eczema atópico en bebés o niños, también conocido como dermatitis atópica del bebé, es una enfermedad frecuente que suele aparecer antes del año de edad. ¿Cuál es su causa? Una disfunción de la barrera cutánea, que provoca xerosis e inflamación crónica. Al estar menos protegida, la piel es más reactiva a su entorno y reacciona consecuentemente. Presenta los siguientes síntomas: xerosis, placas rojas en los pliegues de los codos y las rodillas, las mejillas, el cuello, los párpados y el tronco. Y, sobre todo, un picor intenso, difícil de soportar. Adoptar unas sencillas medidas puede ayudar a los niños a sobrellevar mejor el eczema.
Nuestros consejos para aliviar la piel atópica
Lavar
la piel con suavidad
¿Por qué?
Para no agredir la piel atópica, ya de por sí frágil y sensible.
¿Cómo?
- Usar un limpiador adaptado a las pieles secas atópicas para minimizar el riesgo de reacciones alérgicas (sin jabón y con un pH fisiológico 5,5). Este cuidado ejercerá una acción relipidizante y antiinflamatoria.
- Procurar que las duchas o baños sean cortos (no más de 5 minutos) y que la temperatura del agua no sea demasiado elevada (35 °C como máximo), ya que el calor reactiva la inflamación.
- Aclarar bien el producto de lavado.
- Secar la piel efectuando toquecitos, sin frotar.
Aplicar
un dermocorticoide recetado por el médico.
¿Por qué?
Para aliviar la inflamación de la piel y el picor durante las crisis.
¿Cómo?
Aplicar el dermocorticoide en cuanto se produzca el brote de eczema, directamente sobre las lesiones.
Nutrir
la piel a diario
¿Por qué?
Para reducir la xerosis cutánea, aliviar el picor y espaciar los picos de irritación y de sequedad intensa, reduciendo al mismo tiempo las rojeces.
¿Cómo?
- Aplicar una crema emoliente adaptada a las pieles atópicas.
- Elegir la textura en función de la intensidad de la sequedad cutánea, del momento de aplicación o de la estación del año: leche, crema, bálsamo o spray, en caso de urgencia.
- Aplicar este cuidado emoliente a diario 1-2 veces (incluso entre dos crisis), idealmente después de la ducha.
- Calentar el producto entre las manos y aplicarlo suavemente, realizando movimientos amplios y sin frotar, sobre la piel aún ligeramente húmeda.
Limitar
el picor
¿Por qué?
Aunque rascarse proporciona un alivio inmediato, aumenta el picor al reavivar las placas rojas y la irritación, por no mencionar el riesgo de infección si las manos o las uñas están sucias.
¿Cómo?
- Llevar de preferencia ropa holgada para limitar la fricción.
- Evitar el contacto con sustancias potencialmente alergénicas, como los ácaros, empleando una funda de colchón antiácaros y prescindiendo de alfombras.
- No tapar demasiado al niño por la noche y mantener su dormitorio a una temperatura entre 18 y 20 °C.
- El frío alivia mucho y actúa como una especie de anestésico: es recomendable guardar el cuidado emoliente en la nevera para que el alivio sea más intenso al aplicarlo, o colocar una bolsa de guisantes congelados sobre la zona que pica.
- Mantener sus manos ocupadas con una pelota antiestrés, por ejemplo, o, mejor aún, concentrarlas en rascar un objeto, como una tira de velcro colocada en una prenda de vestir o un peluche para los más pequeños.
- Mantener su mente ocupada para desviar su atención del picor: una breve sesión de relajación o de deporte, poner su música favorita, o incluso se puede recurrir a un sofrólogo si los brotes son frecuentes.
- Cortar o limar las uñas del niño para evitar que dañe aún más su piel, ya de por sí bastante fragilizada.
Relajación
Nuestros 5 consejos contra el rascado para niños
A continuación proponemos 5 divertidos trucos para distraer y relajar a los niños cuando les invade el picor. Estos consejos atenúan los momentos de tensión y les ayudan a aprender a cuidar de su piel.
En cuclillas, como las ranas
El objetivo es imitar a una rana que está quieta en la orilla de un estanque… Pida a su hijo que se ponga en cuclillas, con los pies apoyados firmemente en el suelo, sin moverse. “Mantén la espalda recta, apoya las manos en el suelo y cierra los ojos. Voy a contar hasta 5 y entonces haremos juntos “croac croac” y lo repetiremos todas las veces que haga falta”.
¿Para qué?
Este ejercicio permite que su hijo se concentre en la postura de la rana y se olvide de los picores. Repetirlo relaja.
Control de las emociones
¡Agita el tarro de la tranquilidad!
Fabricad juntos un “tarro de la tranquilidad” introduciendo en un pequeño recipiente de cristal (o una botella) agua caliente, pegamento líquido, pequeños objetos (botones, semillas…) y unas gotas de colorante. Cerradlo bien y agitad. Cuando su hijo empiece a sentir picor, pídale que coja el tarro con las dos manos y lo agite diciendo: “¡Fuera de aquí! Adiós, picor, ¡deja mi piel en paz!” Se puede repetir el ejercicio todas las veces que haga falta.
¿Para qué?
Al agitar el tarro, su hijo se desahoga y seguidamente se calma al fijarse en los pequeños objetos que se van depositando poco a poco en el fondo del recipiente.
Concentración
¡Sobre la alfombra mágica!
Túmbese boca arriba y coloque encima de usted a su hijo, cómodamente, barriga contra barriga. Explíquele que debe inspirar lentamente al mismo tiempo que usted y espirar lentamente durante el mayor tiempo posible. Su hijo sentirá cómo su barriga se hincha y deshincha al mismo tiempo que la suya. Puede acompañar el ejercicio con un pequeño cuento: “Imagina que gracias a nuestra respiración la alfombra va a poder salir volando y nos va a transportar a lo alto del cielo...”.
¿Para qué?
Gracias a la respiración abdominal, se centra en la manera de respirar y se va relajando poco a poco.
Es un ejercicio ideal para recuperar la calma interior en una situación de crisis, o justo antes de irse a dormir. ¡Y todo listo para tener dulces sueños!
Aplicación divertida
Simón dice…
¡Se trata de practicar una adaptación del famoso juego! La idea es sencilla: pídale a su hijo que siga sus instrucciones mientras se aplica un poco de crema en el pecho, los codos...: “Simón dice que te des toquecitos en los codos”; “Simón dice que te des un masaje en el pecho efectuando grandes círculos...”.
¿Para qué?
Es una forma divertida y poco convencional de familiarizarse con la aplicación diaria de la crema, a la vez que se adquieren los gestos adecuados frente a los picores en la piel. Es un sencillo juego que se puede repetir una y otra vez, cuando la piel pica un poco, mucho o nada, para que la aplicación de la crema se vuelva un momento agradable, en vez de una obligación y, sobre todo, un reflejo.
Aplicación divertida
¿Qué tiempo hace en tu cuerpo?
Cuando empiece a picarle la piel a su hijo, pídale que coloque un dedo en las zonas que le pican y describa con términos meteorológicos cómo le pica: “Tormentas en la espalda / Muchas nubes en los codos / Temporal en el pecho”, etc. Después de cada frase, represente en su propio cuerpo el gesto de aplicación adecuado para la zona en cuestión, y proponga a su hijo que le imite en su cuerpo poniéndose la crema. Al aplicar la crema, el tiempo amainará, ¡y volverá a salir el sol!
¿Para qué?
Es una forma divertida y amena de aliviar las zonas donde más se rasca y de familiarizar a su hijo con una rutina esencial: aplicarse crema todos los días.
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